“Para conseguir trabajo, el actor negocia consigo mismo, con sus sentimientos, con sus emociones”

10/08/2012

En la actuación, ¿pesa más el talento innato o el trabajo actoral?

Todo lo que uno pueda traer desde la temprana infancia siempre es útil. Luego, viene el entrenamiento puramente actoral, en el que uno habla de la voz, del cuerpo, de la memoria, de la dicción, de la historia del teatro, de los géneros; eso es una preparación tan necesaria como el talento. Recuerde que el actor siempre necesita aportar al autor y al director una observación propia del mundo y de sus habitantes. El reto, más que caminar o hablar como alguien, es empezar a deducir, a partir de ese comportamiento externo, cómo es su estado emocional, personalidad, sus posturas morales y éticas frente a la vida.

¿Son importantes las creencias e ideologías a la hora de actuar?

Todo sirve. Sobre todo, lo que uno pueda saber sobre el mundo actual, la política, la sociedad, la economía, quien más sepa de aquello será el que más trascienda y el que más le guste al público. Posiblemente, nadie se da cuenta por qué le gusta más un actor que otro; pero estoy convencida de que las creencias sólidas, que no se ven, determinan muchísimo la posibilidad de trascender la pantalla, la distancia en el tiempo y en el espacio que representa la televisión y el cine respecto al público. Son pocos los que logran tocar las fibras emocionales del público.

¿Qué le recomendaría a un alumno que no sabe si estudiar actuación o no?

Primero, hay que reconocer que el desempleo dentro de la carrera es más alto que en otras. Para conseguir trabajo, el actor negocia consigo mismo, con sus sentimientos, con sus emociones. Hablamos de que te tengo que convencer con mis lágrimas, mi risa, mi voz. Entonces, quien se aventure, necesita una gran personalidad y autoestima para que la carrera actoral no te destroce como ser humano. Es como un concurso de belleza: quien pierde se siente fea, y no es que sea menos bonita que la otra, pero como lo que ella está vendiendo es su persona, entonces, al no ser escogida, siente que es inadecuada como ser humano. Es muy difícil lidiar con eso, sobre todo cuando uno es joven y necesita posibilidades de elevar la autoestima con consejos. Yo sugeriría a un joven actor, tener un campo más abierto de actividades.

Usted tuvo suerte, trabaja desde muy joven.

Es verdad, eso me dio una continuidad no solo económica sino también me generó una continuidad de oficio que me permitió desarrollarme actoralmente. La continuidad en el trabajo es muy importante, para lo cual uno tiene que aceptar lo que haya, no necesariamente el papel ideal, el protagónico, ni el mejor pagado.

¿Le es difícil conseguir papeles ahora?

Entiendo que no hay trabajo para mí en muchas películas, porque necesitan personajes con características especiales, ya sea de edad, personalidad o tesitura actoral, entonces, les digo a los directores, medio en broma pero también en serio, que no solo soy actriz, sino que también puedo servir café, hacer sánguches, sacar fotos fijas, ser asistente de cámara o jalar cables, porque quiero estar en la película, aunque no siempre se puede estar frente a la cámara.

¿Qué impresión tiene de la calidad de la televisión actual?

Lamentablemente, en mi país, la mayoría de los actores de televisión son generados por las mismas empresas televisoras. Ahí empezamos mal. Si escoges a todos tus estudiantes de actuación con el mismo criterio –medir un metro ochenta de promedio, tener ojos azules, pesar menos de cincuenta kilos en el caso de las niñas–, entonces tus elecciones son muy limitadas. Los criterios para escoger actores están marcados por la imagen del actor, y eso es lo último que se estudia. El maquillaje, la peluquería, la caracterización vienen al final, porque lo más importante es la esencia. De nada sirve que me ponga una almohada en la espalda y salga a caminar como el Jorobado de Nuestra Señora si, realmente, no tengo entendimiento de ese personaje: qué era lo que sentía, la literatura que hay alrededor o si no he visto imágenes de la Catedral de Notre Dame.

¿Qué opina de las películas y del espacio que genera el Festival de Cine de Lima?

Para mí, es esencial, como el alimento, agua y aire que respiro. Mi trabajo es de construcción colectiva, entonces, requiero de contactos humanos. Yo he pasado cerca de treinta años de mi vida en sets de televisión, sin ver la luz del día, entonces, uno requiere salir al mundo para darse una viada de estados de ánimo, tener otros puntos de vista. Para mí, esta experiencia es esencial para sobrevivir, necesito de la abierta comunicación con el otro y las películas que hemos visto en el Festival tienen que ver con aquello, con la comunicación humana.

El perfil:

Nombre completo: Angélica Espinoza Stransky
Lugar y fecha de nacimiento: México, 11 de julio de 1953
Estudios: licenciada en Filosofía por la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Academia de Música y Arte Dramático de Londres (Inglaterra)
Trayectoria: se ha desempeñado como actriz en diversas telenovelas (Mirada de mujer, Cañaveral de pasiones), así como en películas. Actualmente, trabaja en la televisión, cine, teatro y, además, conduce un programa de radio.

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